Cuando supimos que íbamos a ser papás no nos cogía en el corazón más alegría.

Alrededor de la semana 28 nos dieron la noticia de que la bebe nacería antes de tiempo, nos cogió de sorpresa y sólo puedo decir que los sentimientos se agolparon en mi corazón y nos quedamos sin aliento, sabíamos que no era bueno, pero?..Que tan malo podía ser conocer antes al amor de nuestras vidas?, nos explicaron que la peque se estaba quedando sin líquido amniótico y ésto suponía un problema grave. Aunque el sufrimiento fue para los dos, puedo decir que como futura mami primeriza viví los peores días de mi vida, la incertidumbre , los nervios y la intraquilidad de que pudiera pasarle algo a mi pequeña me asfixiaba. Qué fácil es, como dice el dicho, ver los toros desde la barrera, todo el mundo me decía que debía estar calmada por el bien de mi nena, sé que lo decían por ayudar y darme ánimos, pero esto hacía un efecto rebote, porque yo aún peor lo pasaba. Pobre de mi marido, él sufrió todo ésto en silencio mostrando siempre su mejor sonrisa y no dejando ver que estaba muerto de miedo igual que yo.

La recta final no fue un camino de rosas, programarón la inducción del parto para la semana 34, los días y las semanas parecían no avanzar. Tras la cuenta atrás, llegó el día. 

Cuando te ví la carita mi cuerpo se relajó, sentí calma, sentí alegría y un profundo alivio de saber que habías llegado a éste mundo sana y salva. Eres preciosa y contamos con una vida entera para cuidarte y quererte.

Ahora comienza nuestra nueva vida, sin instrucciones, aprendiendo sobre la marcha contigo en los brazos.